Anneke Van Giersbergen pasó la tarde-noche del sábado por Madrid como parte de la segunda ronda de la gira de Drive, su último disco. La holandesa demostró que sigue siendo la de siempre, y que ella solita bien merece el precio de la entrada. Todo un espectáculo vocístico. Un torrente pleno de registros y poderío. Una reina que podría con cualquier toro que le echasen. La ex de The Gathering es, probablemente, una de las mejores voces del rock.
Tal es así que, volviendo a recordar las canciones tocadas el sábado, da incluso la impresión de que en estudio hasta va contenida. Nada más arrancar el concierto ya nos dejó boquiabiertos con la ejecución de You Will Never Change y la variedad de registros que exige. Un lucimiento poderoso. Una carta de presentación impecable que tuvo su continuación en la animosa Drive, y culminó en la maravillosa Saturnine de los Gathering, al punto de ponernos los pelos como escarpias, disipar, si es que la había, cualquier duda, y hacer que nos frotásemos las manos ante lo que había de venir.
Ciertamente la banda de la que se rodea Anneke no es algo que rompa moldes. Son correctos y con eso es suficiente. La estrella es ella, alrededor de la que todo gira, la que sostiene todo el recital y hace que el conjunto brille. Sin dudas de ningún tipo, y con una elección muy satisfactoria del repertorio -aunque siempre se puede echar en falta alguna que otra canción, Shooting For The Stars en mi caso-, asistimos a un buen muestrario del puñado de muy dignos temas que Anneke ha cosechado en solitario, pero también con guiños al pasado Gathering, pues Saturnine no sería la única.
Resulta complicado destacar momentos. Obviamente, allá donde ella da el todo, el lucimiento es mayor, a la par que la satisfacción del respetable. Con la perspectiva que dan las horas, y una vez los motores estaban bien calientes, me queda en el recuerdo la interpretación de My Boy, con ese sentimiento que solamente una madre puede tener, o el interludio de Anneke, en acústico y sola, enfrentándose a Beautiful One y Circles, especialmente la segunda, que me parece un tema algo menor que las demás, y que sin embargo creció en el escenario. O el retorno de la electricidad al afrontar la recta final, con Mental Jungle, otro tema que no es de mis favoritos y que volvió a ponerse muy arriba cuando los pulmones de Anneke volvieron a dar otra lección. O con Stay. Y por supuesto, ese acabar el repertorio principal con la vieja Strange Machines de los Gathering.
Como podéis comprobar, hubo de todo, yendo y viniendo entre los años y los estilos. De la Anneke más rockera a la más popera, de la eléctrica a la acústica, de la metalera a la gótica. Y llegados a los bises, y con la gente muy entregada, -enorme e incomprensible lástima que los asistentes a duras penas llegasen a la mitad del aforo de la sala But– la traca final, los momentos más intensos del concierto en forma de tres canciones.
Para empezar, y seguramente sabiendo el resultado de la encuesta de antemano, nos dio a elegir entre dos temas de los Gathering: Leaves o Broken Glass. Podéis imaginar el resultado. Leaves, en consecuencia, sonó magistral, únicamente con Annelies Kuijsters al piano y Anneke a la voz. Y tras ella, como colofón final, las canciones que abren y cierran Drive: We Live On y The Best Is Yet To Come, inundando la sala mientras la banda daba el resto y se disponía a recibir una lluvia de aplausos.
Hay algo que hemos dejado expresamente para el final, que es un valor esencial en Anneke Van Giersbergen, y algo que a veces se echa demasiado en falta en otros artistas. Se trata simplemente de la actitud. Una artista tan reputada como esta podría perfectamente llevar consigo un halo de divismo del que carece por completo. Es cercana, interactúa con la gente, y sonríe sin parar. Disponiendo además de esa sonrisa tan hermosa, te transmite con la mirada igual que lo hace con la voz. Quita hierro y seriedad a las cosas, las vuelve amables y divertidas. Baila, gesticula, guiña a sus compañeros en escena, y en conjunto, logra que salgas de la sala con la sensación de haber disfrutado de un concierto bello y reconfortante. Un diez en ese aspecto, y si encima va acompañado de buenas canciones, mejor que mejor. Ya estamos deseando que vuelva.
Setlist: You Will Never Change, Drive, Saturnine, My Boy, 1000 Miles Away From You, She, Beautiful One, Circles, My Mother Said, Even The Spirits Are Afraid, Mental Jungle, You Want To Be Free, Stay, Strange Machines, Leaves, We Live On, The Best Is Yet To Come.
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